Más que una bici
Dicen los expertos que en la actualidad, la sociedad le tiene demasiado apego a las cosas materiales y creemos que ello nos hace feliz, pero que solo buscando en nuestro interior podremos encontrar nuestra verdadera felicidad.
Puede que tengan razón, por algo son expertos. Pero discrepo en esa idea. Toda persona tiene un objeto del que nunca se podría despegar. Todos tenemos algo que por mucho que pasen los años, guardamos, cuidamos e incluso si en algún momento olvidamos, al cabo de un tiempo volvemos a él. Es lo que yo llamo, una conexión emocional.
Puede ser cualquier cosa, un libro, un colgante especial, unas gafas, un jersey, un cuadro…en mi caso, lo tengo fácil: mi bicicleta.
Todo buen ciclista debe tener una conexión especial con su herramienta de trabajo. Eso se nota, en mi opinión, nada más subirte a ella. Lo sientes y dices: esta sí. A partir de ese momento, no solo formará parte de tu vida, sino que será tu vida.
Con ella aguantarás días de lluvia, de frío extremo, de barro, de calor asfixiante. Ella seguirá ahí, preparada para salir a dar guerra estés feliz, triste, desanimado, cansado o con ganas de perderte. Si algo he aprendido de una bicicleta es que no te deja solo. Cuando te subes a ella sois uno solo.
Es cierto que a veces te puede dejar tirada, un pinchazo, una rotura de cadena, un fallo en carrera que no depende de ti…pero a estas alturas de la vida hemos aprendido que no nos podemos fiar ni de nuestra sombra. Aun así, creo que mi bici me ha fallado muchas menos veces que cualquier persona.
Es absurdo, pero a medida que vamos creciendo esto nos parece menos importante. Cuando somos niños no nos queremos separar de nuestra querida bici, pero con los años buscamos la eficiencia, la tecnología. Creemos que con una bicicleta mucho mejor, con unos componentes más ligeros, más eficientes, podremos llegar más lejos en competición y entrenando. Y puede que esta idea sea cierta, hablando científicamente. Pero siendo sincera, para llegar lejos no solo se necesita una buena bicicleta, sino que haya un vínculo entre vosotros, una confianza.
Si pedís una bicicleta y pensáis que vais subidos a un trozo de hierro/aluminio/carbono, puede que triunféis, no lo sé, pero no de igual manera.
Por mi parte, llamadme sentimental pero me quedo con esta frase que le digo a mi bici el día antes de una competición: “mañana es el día, vamos a sufrir, vamos a pelear, puede que lo consigamos o no, pero vamos a dejarnos la piel y lo haremos juntas”.
Referencia
Cristina ArconadaEstudiante de Periodismo e Historia
Ciclista equipo EnBici (MTB, ciclocross y carretera)
twitter: @CrisBiciclista
facebook: https://www.facebook.com/cristina.arconada.9
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